Uno de los objetivos principales de un líder es obtener resultados de su gestión. Algunos utilizan la fuerza y la dirección y tienen un estilo autocrático y otros utilizan la influencia, el entendimiento y la guía para obtener resultados. Un líder debe llevar a su equipo de trabajo a alcanzar objetivos consistentemente, trabajar en equipo y gestionar los conflictos efectivamente. En mi experiencia como consultora, los 3 grandes retos que los líderes tienen para gestionar a un equipo efectivamente son:
- Gestión de emociones. El líder frecuentemente no está consciente de sus emociones y el efecto que él o ella tienen frente a sus colaboradores. La gestión de emociones implica conocerse, saber que situaciones le ocasionan estrés o ansiedad y la expresión de las mismas. Gestionarse significa saber controlarse para no expresarse inadecuadamente, poder aceptar los cambios y ser adaptable y expresarlas de una manera que logren obtener buenos resultados. Frecuentemente nos damos cuenta que al no gestionarse efectivamente, el líder fomenta malestar, desmotivación y no promueve soluciones ni apoyo.
- Motivación. El reto más frecuente que tienen los líderes es el de motivar a su equipo de trabajo. La motivación es un elemento escurridizo. De acuerdo al escritor Dan Pink, la motivación extrínseca no solo es inefectiva a mediano plazo sino que también obstaculiza el desempeño de la mayoría de los trabajos que hacemos actualmente, los cuales requieren de análisis, pensamiento crítico y creatividad. Para crear ambientes de motivación y que se desarrolle la motivación intrínseca, los líderes necesitan ofrecer autonomía (poder de decisión), maestría (oportunidad de expertise) y propósito (un trabajo que tenga significado). El líder debe conocer las fortalezas de sus colaboradores y asegurarse que las tareas de cada uno corresponden a sus competencias. Los equipos que tienen altos niveles de motivación tienen mucha iniciativa, están preparados para las oportunidades y generalmente tienen un alto desempeño.
- Empatía. Esta cualidad invisible pero totalmente perceptible, es la que más tropieza a los líderes y la que más añoran su colaboradores. Es la habilidad de ponerse en los zapatos de otra persona y comprender de corazón la situación que esta persona vive. Los líderes que son empáticos tienen una «misteriosa» habilidad para gestionar el cambio efectivamente e influenciar a sus colaboradores. Son excelentes «vendedores» de ideas y pueden lograr fabulosos resultados de sus colaboradores porque entienden miedos y los resuelven.
Estos retos son también elementos de la inteligencia emocional. Estudios indican que un alto cociente de inteligencia emocional es un indicador más certero para el éxito que la inteligencia intelectual. No es una habilidad blanda, es una habilidad fundamental para todos los líderes desarrollar.