La inteligencia emocional es la habilidad que más impacta otras habilidades que nosotros tenemos. Los líderes que tienen una alta inteligencia emocional tienden a tener mejores resultados que otros con conocimientos técnicos similares. El conocimiento técnico y la habilidad de hacer tu trabajo es posible que te suba de puesto. Pero una baja inteligencia emocional puede hacer que te despidan, porque no logras que tu equipo tenga los resultados que se esperaban de ti. Gestionar a un equipo exitosamente requiere de un alto cociente de inteligencia emocional.
- El tip #1 y el más importante es tener conciencia sobre los resultados que obtienes con el liderazgo que estás ejerciendo. ¿Logras los objetivos de la organización? ¿Tienes buenas relaciones con tus colegas y colaboradores? ¿Qué resultados obtienes con las conductas y conversaciones que tienes? ¿Cuáles son los efectos en el trabajo? ¿Cómo manejas el estrés, la presión, los tiempos y las metas?
- Saber qué quieres lograr. Para alcanzar objetivos tienes que saber en dónde estas y a donde quieres ir. Es igual con la inteligencia emocional. Es importante definir cuáles son las conductas y conversaciones que idealmente te ayudarían a manejarte mejor para gestionar más efectivamente a tu equipo. Saber qué quieres lograr es indispensable para trazar una ruta y darte cuenta de los cambios que hay que hacer. ¿Qué conductas necesitas modificar? ¿Qué tipo de conversaciones quieres tener? ¿Qué relaciones son indispensables para lograr tus objetivos?
- Conocer las emociones que guían tu conducta. Ahora que ya estas generando consciencia de tus acciones y su efecto en los resultados, es momento de pensar en como tus emociones dirigen las conductas que tienes. Las emociones se derivan de los pensamientos que tenemos acerca alguna situación o persona. Para generar distintas acciones tenemos dos opciones. Una es cambiar el pensamiento que se automático generado por una situación, para tener una emoción distinta que produzca otra acción. Y la otra manera es conscientemente pensar si esa emoción puede originar distintas conductas que sean más productivas. Por ejemplo: el hecho que un colaborador (Juan) llegue tarde a su trabajo te enoja porque piensas que no le importa la puntualidad y le dices sarcásticamente cuando llega «buenas tardes Juan». Te has dado cuenta que tu sarcasmo no te da ningún resultado positivo, porque Juan sigue llegando tarde. Tus dos opciones pueden ser: cambiar tu pensamiento sobre la tardanza de Juan y tener una conversación que te ayude a comprender a Juan y brindarle el apoyo requerido (tal vez espera a que entre la enfermera que cuida a su mamá enferma), o pensar en otras respuestas a tu emoción de enojo (esperar a que se pase el enojo y conversar con él, escribirle una nota, dejar el sarcasmo y decir «buenos días», etc., hasta encontrar una conducta que tenga los resultados que quieres (que Juan llegue puntual).
- Gestionar tus emociones. Viktor Frankl, psicoterapeuta padre de la logoterapía, dice que entre el estimulo y la respuesta hay una brecha, y que en esta brecha esta nuestro poder de elegir la respuesta. Si ya estás consciente de los resultados que obtienes con tus conductas, sabes que es lo que quieres lograr y estas consciente de las emociones que dirigen tu conducta, ahora te toca manejar o controlar esas emociones. El sentir una emoción no requiere necesariamente expresarla. Por ejemplo; yo puedo sentir miedo en una situación y lo puedo controlar si quiero transmitirle calma a mi hijo. Igual es en el trabajo. Puedo sentir enojo, frustración o irritación, pero si al expresar estas emociones no obtengo buenos resultados, puedo gestionarme y controlarme para no gritar, humillar o tirar objetos. A veces si se obtienen buenos resultados expresando enojo de una manera controlada. Lo importante es darse cuenta (tips 1-3) y manejar las emociones para lograr los resultados deseados.
- Ser flexible. La mayoría de las personas se pasan el día reaccionando y respondiendo a situaciones de forma automática. Para lograr cambios uno tiene que empezar a estar consciente de sus acciones, emociones, pensamientos y resultados y probar distintas formas de accionar para establecer qué produce los mejores resultados. Esto significa no «casarse» con una estrategia, ya que hay estrategias que funcionan en una situación pero no en otra. Ser flexible significa darse cuenta de lo que está sucediendo e ir ajustando y probando distintas acciones hasta encontrar soluciones para esa situación particular.
Incrementar la inteligencia emocional es algo que los líderes más exitosos hacen continuamente. Evalúan constantemente sus resultados y buscan opciones para gestionar mejor a su equipo. Saben que los grandes resultados solamente se obtienen acompañados de otras personas comprometidas con las metas, con los cambios y con los resultados.