- Creer que su entrenamiento profesional y su experiencia técnica es suficiente para obtener los mejores resultados de su equipo. Muchos jefes piensan que no necesitan aprender las mal llamadas habilidades blandas para mejorar su rendimiento. Mejor llamémoslas habilidades fundamentales. Al no tener desarrolladas estas habilidades, le echan la culpa a sus colaboradores cuando no llegan a sus objetivos.
- No darse cuenta de su estado de ánimo y estado emocional y el impacto que éste tiene en las personas a su alrededor. El estrés, malhumor o felicidad y entusiasmos son estados que se contagian. Una mala contestación puede ser suficiente para desanimar a un equipo entero.
- Pensar que su mal carácter es cuestión de genética y no de aprendizaje.“Dicen soy enojado, o les gusta o se van.”Todas las emociones pueden ser reguladas y gestionadas para obtener mejores resultados de su equipo.
- No tener empatía hacia las situaciones y necesidades de sus colaboradores. El jefe que no se puede poner en los zapatos de otros, generalmente no puede influenciarlos, porque no sabe como piensan ni que sienten. Es entonces ineficaz al querer gestionar cambios. La empatía es una de las habilidades fundamentales humanas que más necesita el líder exitoso.
- Crear ambientes de alto estrés, en donde no se toma en cuenta la motivación y el engagement de los colaboradores. Las personas que están motivadas y comprometidas son más creativas, faltan menos y producen y venden más
Los jefes que no están conscientes de su inteligencia emocional y el impacto en los demás, causan un desgaste en sus equipos que los hace producir debajo de su nivel óptimo. El líder efectivo tiene una combinación de conocimiento técnico e inteligencia emocional. Está es la habilidad que más puede impactar en los resultados de un líder. Saber como y cuando comunicarse, cómo relacionarse con los demás para gestionar a su equipo de trabajo exitosamente es lo que hace la diferencia entre un líder mediocre y uno fabuloso.